sábado, 8 de octubre de 2016

Educar en moda. La asignatura pendiente.

Ha llovido mucho desde la época en la que las tendencias de moda la marcaba exclusivamente la mujer. El hombre se adaptaba a ellas para no desentonar, y si estos estilos tenían éxito en la calle, se trasladaba al mundo infantil. Entendíamos, o pensábamos (así, en general) que los niños con una apariencia excesivamente moderna parecían disfrazados de mayores.

Pero esto cambió con los tiempos. Seguro que alguna de las  que estáis leyendo esto recuerda su etapa infantil o adolescente y se identifica como seguidora acérrima de alguna de las Spice Girls. Probablemente  lo vivías como un juego de roles, en el que cada amiga de tu grupo interpretaba el papel de alguna de las chicas picantes.
Pero más allá de esta diversión infantil, lo que las Spice Girls estaban provocando era el afianzamiento de cada niña como persona única y diferente, que decide qué quiere ponerse y cuando, como signo distintivo frente a los demás.

Las Spice Girls marcaron el sentido de la moda de toda una generación.

Se abre entonces una etapa en la que para vestir a nuestras/os hijas/os debemos tener en cuenta sus gustos (dentro de unas normas básicas que, evidentemente, debemos marcar como padres) y entendemos, además,  que esto ayuda a  que definan su propia personalidad y ganen seguridad en ellos mismos.

Son muchos los ejemplos que vemos a través de los hijos de las celebrities, algunos rayando los límites posibles de la extravagancia infantil (si es que la imaginación de los peques pueda tener límites) y los entendemos. Los entendemos porque alguna vez hemos claudicado a los deseos de ir al supermercado vestidas de princesas o a pasear un domingo con el disfraz de su superhéroe favorito puesto. Pero una cosa es la permisividad en un momento concreto y otra bien distinta es dejar las decisiones del vestir a una personita en ciernes. Como en muchos otros temas concernientes a la infancia, la mejor solución es la educación. ¿Pero cómo se educa a los niños en algo tan aparentemente frívolo como es la moda? ¿Realmente es necesario? La respuesta es sí.

Suri Cruise, ejemplo de cuando la permisividad se nos va de las manos.
Más allá de enseñarles lo que es o no adecuado a según qué circunstancias, nos encontramos actualmente en un momento global en el que empezamos a ser conscientes de las amenazas reales que la corriente del fast fashion (o pronto moda) está provocando en nuestro planeta.
Detrás de la ropa barata y “copiada” en base a la última tendencia, no sólo hay una mala calidad estudiada (lo compro, lo uso y lo tiro), sino también unos tejidos “naturales” creados a partir de algodones manipulados genéticamente para aumentar su producción anual y cargados de pesticidas que acaban formando parte de las fibras del tejido, con consecuencias para la piel aún por descubrir. Por otro lado, existen familias del tercer mundo que trabajan en condiciones pésimas y con sueldos ínfimos para conseguir que una camiseta cueste en tienda 5€.

 Con la práctica del fast fashion estamos perdiendo, además, viejas costumbres que recordamos con nostalgia de nuestra infancia.  

En el mundo de la moda rápida es imposible heredar el jersey favorito de tu primo o hermano. Ya no puedes guardar aquella camiseta que marcó algún momento importante en su vida, sobre todo porque, probablemente, no haya superado en buenas condiciones el paso de los seis meses de una sola temporada.

En Cristina Store somos conscientes de todo ello y ofrecemos prendas de marcas que, de una u otra forma, trabajan por la sostenibilidad del planeta y por la ética laboral. Prendas realizadas con materias orgánicas y con procesos respetuosos con el medio ambiente, en las que impera la calidad en la confección y el diseño a partes iguales, y donde el componente emocional se convierte en valor añadido.

En nuestra tienda no vas a encontrar camisetas a 5€, porque sabemos lo caras que resultan estas prendas  para ciertas familias del llamado tercer mundo y para el futuro de nuestro planeta, y por lo tanto, para el futuro de nuestros hijos.
Es el momento, pues,  de educar en conciencia, de no dejarnos arrastrar por ese derroche del lo uso y lo tiro. Dependiendo de la edad de nuestros peques, podremos hacerles entender o no, lo que implica el consumo de según qué marcas.


Mientras tanto, somos nosotros los responsables de su futuro y los encargados de dar ejemplo a través de la buena práctica.